El principio de la anécdota
En una visita al recinto operístico más importante de la ciudad (el Palacio de Bellas Artes) hace poco mas de un mes, me informaron la grata noticia de la presentación del espectáculo, el cual, por supuesto no podía perderme, y fue en el marco de una tarde soleada, engalanada por triunfos futbolísticos mexicanos, en el siempre bello centro histórico de la ciudad, que las luces se desvanecían dentro del teatro para recibir con un aplauso a Marco Balderi, quien, a la batuta de la "Orquesta del Teatro de Bellas Artes", tendría a cargo ofrecer una tarde memorable a la abarrotada sala; la maravillosa obertura fue interpretada con sutileza y vivacidad requerida, aplaudida por el público para dar pie al primer acto.
La Ópera
Primer Acto, Cuadro Primero
Al levantarse el telón apreciamos una escenografía moderna, de formas anguladas, trazos diagonales, pero sobre todo pudimos disfrutar de un montaje innovador, evocando los años sesenta, en el cual la entrada del conde de Almaviva fue adornada por un bonito FIAT, a la luz del cual entonaba Rogelio Marín un pulcro "Ecco, ridente in cielo", el cual, seguido por el tumulto (y el respectivo aplauso), dio paso al personaje favorito de muchos, el carismático Fígaro, el barbero y su aria "Largo al factotum" en la cual apreciamos a un George Petean de grandes cualidades vocales, entendiendo todos el por qué de su próximo debut en el Met, y mostrándonos un Fígaro algo diferente, de traje color turquesa, zapatos de charol (de Pachuco diría mi madre), acompañado por una coreografía de pandilleros y un gendarme vigilando las actividades poco usuales del grupo en cuestión, posterior a la intro de ambos personajes, mostraron agradable química en el dueto "All'idea di quel metallo" y en la serenata para Rosina con la que se cierra la primera escena.
Primer Acto, Cuadro Segundo
Hacía su primera verdadera intervención en esta ópera la afamada Rosina, interpretada en esta ocasión por la mexicana Carla López-Speziale, a quien tuve la oportunidad de escuchar como "La Musica" en la decepcionante versión orquestal de L'Orfeo presentada meses antes en el mismo lugar, y a quien espero ver con cierta ilusión desempeñarse en la novena sinfonía de Beethoven en septiembre; "Una voce poco fa" creo que le quedó un poquito grande, si bien mostró la soltura vocal adecuada, y el inteligente fraseo (elevado al máximo a mi opinión por la Bartoli y por Teresa Berganza) pienso que no tuvo el adecuado control de su volumen (no solo en esta aria), pues si bien procuró mantenerse con apropiado control de su instrumento, en ciertos pasajes quedó silenciada por la orquesta y emitía atronadores agudos en otros, por lo demás, ¿Qué puedo decir?, una bella mujer entonando aceptablemente una bella aria siempre será aplaudida; la escenografía mostraba la misma tendencia modernista y agradable, enmarcando un cuarto de paredes transparentes donde se llevaba a cabo la acción, ahora hacían su aparición el doctor Bartolo y don Basilio, con la poderosa aria de la calumnia, a la voz del bajo mexicano Rosendo Flores, que, en traje rojo, cual moderno Mefistófeles, hizo una magistral interpretación de "La calunnia è un venticello", imponiendo su voz muy correctamente sobre la orquesta. La escena de Fígaro con Rosina fue agradablemente desarrollada por los intérpretes mencionados para dar paso a los celos del doctor Bartolo y su "A un dottor de la mia sorte" otra aria en la que a pesar de la magnífica actuación del catalán Enric Serra, el volumen de su voz dejó que desear, no quitando, por supuesto, el atractivo propio de esta parte, la última escena fue en verdad fenomenal, con un Almaviva ataviado con un atuendo muy al estilo de "In the Navy" haciendo muy bien el papel de soldado ebrio, en el que por supuesto se notó acoplamiento con su pareja y la buena actuación de Serra; poco a poco fueron entrando los demás personajes al tumulto, incluidos los pandilleros de Fígaro que no se cansaron de hacer show (muy cómico por cierto), el "desastre" fue rubricado por la llegada del regimiento de soldados, mejor dicho, de bomberos, ¡sí!, bomberos, que irrumpieron con todo y coreografía para concluir, entre ovaciones, con el divertido acto.
Segundo Acto, Cuadro Primero
Las sorpresas no cesaron, pues la entrada de "don Alonso", impecablemente entonado por Marín (que se mantuvo muy constante en toda la presentación), se hizo predicando realmente la paz, pues mientras el disfrazado Almaviva, con indumentaria digna de Jimmy Hendrix, entonaba el "pace e gioia", un desfile de hippies (el Dalai Lama, y sus estrellas de la paz incluidos), invadía la casa del doctor Bartolo, para dejar el sintetizador (que supuestamente debería ser un clave) decorado con graffiti fosforescente, listo para la clase de música. Por supuesto, Rosina aparece para entonar el "Contro un core" mucho más balanceado en volumen, a la luz de una esfera de discoteca ochentera, el doctor, que estaba dormido, despierta para cantar su conservadora parte, pero es interrumpido por Fígaro para dar entrada a la enredada escena donde el supuestamente enfermo don Basilio llega a la casa como vendabal para descomponer todo el plan inteligentemente trazado por los camaradas Fígaro y Almaviva, pero he de decir una vez más que la actuación de esta escena fue muy bien lograda. En el pequeño inter, Berta, interpretada por la mezzo mexicana Gabriela Thierry, narra la situación en el aria "Il vecchiotto cerca moglie", quejándose de la juventud desenfrenada mientras un pandillero la acecha, por supuesto, muy bellamente cantada.
Segundo Acto, Cuadro Segundo
Para la escena final, se observa al "Almaviva-Fígaro's Team" a toda velocidad en su FIAT para llegar a la casa del doctor y toparse con la sorpresa de la boda entre Rosina y don Bartolo, resuelta, por supuesto con la revelación de identidad del conde, el cual, por supuesto se siente conmovido porque Rosina se enamoró del pobre Lindoro y no del opulento conde de Almaviva, ya sobre el final de la ópera, el dueto de Rosina con Almaviva fue muy equilibrado musicalmente, de gran entendimiento entre los cantantes para lograr una gran culminación que reflejó lo que en resumen fue la representación: Un hermoso y original espectáculo.
Comentarios
A pesar de no contar con un reparto de renombre como el utilizado en el Metropolitan Opera House el mes de marzo, cuando presentó esta misma obra (con un elenco encabezado por Peter Mattei como Fígaro y el gran lírico ligero peruano, para mi el mejor de la actualidad, Juan Diego Flórez), fue sin duda una función muy a la altura de lo que el público seguidor de la ópera queremos ver MUCHO más seguido en nuestro recinto operístico, ojalá sigan presentando este tipo de obras, conocidas por el público para después alternarlas con otras más elaboradas que muchas veces sólo el operamaniaco conoce y tener un público de todo tipo en este gran evento cultural llamado ópera.
En fin, debo decir que Balderi al frente de la orquesta del palacio estuvo muy bien, muy mesurado y sacándo chispas a la orquesta para lograr momentos mágicos coronados por el gran montaje prestado por el Teatro Colón de Argentina, y que conste que no soy fan de los montajes alternativos, pero este fue muy original, divertido, por no decir genial.
Recomendaciones
Ya para cerrar con el barbero hasta otra ocasión, quisiera hacer la recomendación de discografía, yo cuento con solamente 3 versiones en audio de esta ópera, de las cuales me parece muy hermosa una de Deutsche Grammophon, con el gran tenor rossiniano (y lírico en general) por excelencia, curiosamente también peruano, Lugi Alva como el conde de Almaviva, de fraseo elegantísimo e impecable, Hermann Prey, experto en el papel de Fígaro, de gran carisma y dote musical, asi como la excelente mezzo española Teresa Berganza, que hace gala de su gran versatilidad en el papel de Rosina, los acompañan Enzo Dara, que hace un estupendo Bartolo y Paolo Montarsolo, igualmente correcto en el papel de Basilio, la Filarmónica de Londres a la batuta del gran Claudio Abbado completan el reparto; en DVD también recomiendo prácticamente esta misma versión, en la que sólo cambia la orquesta por la del Teatro alla Scala, montada al modo tradicional por Jean Pierre Ponelle, en verdad un gran deleite para quien quiere conocer (o quiere adquirir una buena grabación) esta magnífica obra, por supuesto, hay muchas grabaciones muy bellas, con muy grandes intérpretes e igualmente valiosas, en fin, ahora sí me despido, hasta la próxima y de nuevo agradezco a quien haya tenido la paciencia de leerme, reiterando que cualquier tema para tópico es bienvenido.
En una visita al recinto operístico más importante de la ciudad (el Palacio de Bellas Artes) hace poco mas de un mes, me informaron la grata noticia de la presentación del espectáculo, el cual, por supuesto no podía perderme, y fue en el marco de una tarde soleada, engalanada por triunfos futbolísticos mexicanos, en el siempre bello centro histórico de la ciudad, que las luces se desvanecían dentro del teatro para recibir con un aplauso a Marco Balderi, quien, a la batuta de la "Orquesta del Teatro de Bellas Artes", tendría a cargo ofrecer una tarde memorable a la abarrotada sala; la maravillosa obertura fue interpretada con sutileza y vivacidad requerida, aplaudida por el público para dar pie al primer acto.
La Ópera
Primer Acto, Cuadro Primero
Al levantarse el telón apreciamos una escenografía moderna, de formas anguladas, trazos diagonales, pero sobre todo pudimos disfrutar de un montaje innovador, evocando los años sesenta, en el cual la entrada del conde de Almaviva fue adornada por un bonito FIAT, a la luz del cual entonaba Rogelio Marín un pulcro "Ecco, ridente in cielo", el cual, seguido por el tumulto (y el respectivo aplauso), dio paso al personaje favorito de muchos, el carismático Fígaro, el barbero y su aria "Largo al factotum" en la cual apreciamos a un George Petean de grandes cualidades vocales, entendiendo todos el por qué de su próximo debut en el Met, y mostrándonos un Fígaro algo diferente, de traje color turquesa, zapatos de charol (de Pachuco diría mi madre), acompañado por una coreografía de pandilleros y un gendarme vigilando las actividades poco usuales del grupo en cuestión, posterior a la intro de ambos personajes, mostraron agradable química en el dueto "All'idea di quel metallo" y en la serenata para Rosina con la que se cierra la primera escena.
Primer Acto, Cuadro Segundo
Hacía su primera verdadera intervención en esta ópera la afamada Rosina, interpretada en esta ocasión por la mexicana Carla López-Speziale, a quien tuve la oportunidad de escuchar como "La Musica" en la decepcionante versión orquestal de L'Orfeo presentada meses antes en el mismo lugar, y a quien espero ver con cierta ilusión desempeñarse en la novena sinfonía de Beethoven en septiembre; "Una voce poco fa" creo que le quedó un poquito grande, si bien mostró la soltura vocal adecuada, y el inteligente fraseo (elevado al máximo a mi opinión por la Bartoli y por Teresa Berganza) pienso que no tuvo el adecuado control de su volumen (no solo en esta aria), pues si bien procuró mantenerse con apropiado control de su instrumento, en ciertos pasajes quedó silenciada por la orquesta y emitía atronadores agudos en otros, por lo demás, ¿Qué puedo decir?, una bella mujer entonando aceptablemente una bella aria siempre será aplaudida; la escenografía mostraba la misma tendencia modernista y agradable, enmarcando un cuarto de paredes transparentes donde se llevaba a cabo la acción, ahora hacían su aparición el doctor Bartolo y don Basilio, con la poderosa aria de la calumnia, a la voz del bajo mexicano Rosendo Flores, que, en traje rojo, cual moderno Mefistófeles, hizo una magistral interpretación de "La calunnia è un venticello", imponiendo su voz muy correctamente sobre la orquesta. La escena de Fígaro con Rosina fue agradablemente desarrollada por los intérpretes mencionados para dar paso a los celos del doctor Bartolo y su "A un dottor de la mia sorte" otra aria en la que a pesar de la magnífica actuación del catalán Enric Serra, el volumen de su voz dejó que desear, no quitando, por supuesto, el atractivo propio de esta parte, la última escena fue en verdad fenomenal, con un Almaviva ataviado con un atuendo muy al estilo de "In the Navy" haciendo muy bien el papel de soldado ebrio, en el que por supuesto se notó acoplamiento con su pareja y la buena actuación de Serra; poco a poco fueron entrando los demás personajes al tumulto, incluidos los pandilleros de Fígaro que no se cansaron de hacer show (muy cómico por cierto), el "desastre" fue rubricado por la llegada del regimiento de soldados, mejor dicho, de bomberos, ¡sí!, bomberos, que irrumpieron con todo y coreografía para concluir, entre ovaciones, con el divertido acto.
Segundo Acto, Cuadro Primero
Las sorpresas no cesaron, pues la entrada de "don Alonso", impecablemente entonado por Marín (que se mantuvo muy constante en toda la presentación), se hizo predicando realmente la paz, pues mientras el disfrazado Almaviva, con indumentaria digna de Jimmy Hendrix, entonaba el "pace e gioia", un desfile de hippies (el Dalai Lama, y sus estrellas de la paz incluidos), invadía la casa del doctor Bartolo, para dejar el sintetizador (que supuestamente debería ser un clave) decorado con graffiti fosforescente, listo para la clase de música. Por supuesto, Rosina aparece para entonar el "Contro un core" mucho más balanceado en volumen, a la luz de una esfera de discoteca ochentera, el doctor, que estaba dormido, despierta para cantar su conservadora parte, pero es interrumpido por Fígaro para dar entrada a la enredada escena donde el supuestamente enfermo don Basilio llega a la casa como vendabal para descomponer todo el plan inteligentemente trazado por los camaradas Fígaro y Almaviva, pero he de decir una vez más que la actuación de esta escena fue muy bien lograda. En el pequeño inter, Berta, interpretada por la mezzo mexicana Gabriela Thierry, narra la situación en el aria "Il vecchiotto cerca moglie", quejándose de la juventud desenfrenada mientras un pandillero la acecha, por supuesto, muy bellamente cantada.
Segundo Acto, Cuadro Segundo
Para la escena final, se observa al "Almaviva-Fígaro's Team" a toda velocidad en su FIAT para llegar a la casa del doctor y toparse con la sorpresa de la boda entre Rosina y don Bartolo, resuelta, por supuesto con la revelación de identidad del conde, el cual, por supuesto se siente conmovido porque Rosina se enamoró del pobre Lindoro y no del opulento conde de Almaviva, ya sobre el final de la ópera, el dueto de Rosina con Almaviva fue muy equilibrado musicalmente, de gran entendimiento entre los cantantes para lograr una gran culminación que reflejó lo que en resumen fue la representación: Un hermoso y original espectáculo.
Comentarios
A pesar de no contar con un reparto de renombre como el utilizado en el Metropolitan Opera House el mes de marzo, cuando presentó esta misma obra (con un elenco encabezado por Peter Mattei como Fígaro y el gran lírico ligero peruano, para mi el mejor de la actualidad, Juan Diego Flórez), fue sin duda una función muy a la altura de lo que el público seguidor de la ópera queremos ver MUCHO más seguido en nuestro recinto operístico, ojalá sigan presentando este tipo de obras, conocidas por el público para después alternarlas con otras más elaboradas que muchas veces sólo el operamaniaco conoce y tener un público de todo tipo en este gran evento cultural llamado ópera.
En fin, debo decir que Balderi al frente de la orquesta del palacio estuvo muy bien, muy mesurado y sacándo chispas a la orquesta para lograr momentos mágicos coronados por el gran montaje prestado por el Teatro Colón de Argentina, y que conste que no soy fan de los montajes alternativos, pero este fue muy original, divertido, por no decir genial.
Recomendaciones
Ya para cerrar con el barbero hasta otra ocasión, quisiera hacer la recomendación de discografía, yo cuento con solamente 3 versiones en audio de esta ópera, de las cuales me parece muy hermosa una de Deutsche Grammophon, con el gran tenor rossiniano (y lírico en general) por excelencia, curiosamente también peruano, Lugi Alva como el conde de Almaviva, de fraseo elegantísimo e impecable, Hermann Prey, experto en el papel de Fígaro, de gran carisma y dote musical, asi como la excelente mezzo española Teresa Berganza, que hace gala de su gran versatilidad en el papel de Rosina, los acompañan Enzo Dara, que hace un estupendo Bartolo y Paolo Montarsolo, igualmente correcto en el papel de Basilio, la Filarmónica de Londres a la batuta del gran Claudio Abbado completan el reparto; en DVD también recomiendo prácticamente esta misma versión, en la que sólo cambia la orquesta por la del Teatro alla Scala, montada al modo tradicional por Jean Pierre Ponelle, en verdad un gran deleite para quien quiere conocer (o quiere adquirir una buena grabación) esta magnífica obra, por supuesto, hay muchas grabaciones muy bellas, con muy grandes intérpretes e igualmente valiosas, en fin, ahora sí me despido, hasta la próxima y de nuevo agradezco a quien haya tenido la paciencia de leerme, reiterando que cualquier tema para tópico es bienvenido.